Valentina Suárez Fernández
Tubo que contiene tres espejos que forman un prisma triangular con su parte reflectante hacia el interior. Al extremo de los espejos se encuentran dos láminas traslúcidas entre las cuales hay varios objetos de colores y formas diferentes. Sus imágenes se ven multiplicadas simétricamente al ir girando el cilindro mientras se mira por el extremo opuesto.
Este caleidoscopio mira hoy, el nuevo gobierno de Colombia. Expectantes frente a la transformación de la que habla el discurso del señor presidente, Petro y su programa de gobierno. Creo que Colombia necesita el ministerio de la equidad, ojalá se logre.
No suelo hablar de política local ni nacional en este espacio que a bien me abre el Quindiano semanalmente. Escribo de arte, de feminismo, de fe, del universo y del territorio. Sin embargo, y con las desalentadoras noticias regionales y mundiales, sólo queda desear el bien y trabajar de manera enconada y esperanzadora por él. Este es el momento para que en el marco del proceso que se avecina, la construcción colectiva de un plan de desarrollo que materialice, asigne responsabilidades y trabaje para la reducción de las amplias brechas sociales que existen en el país.
Invoco puntualmente con estas palabras el ministerio de la igualdad, en el que estarán adscritas las poblaciones históricamente excluidas. Sin embargo, las mujeres que si bien están presentes en el desarrollo del país no están suficientemente acompañadas desde las políticas de estado. Y aunque el esfuerzo ha sido y sigue siendo inmenso, representando en congresistas que han presentado proyectos de ley que la van favoreciendo paulatinamente, un gran número de ellas son ninguneadas en la expresión de Octavio Paz; siguen sin representación ni respaldo estatal.
En este ministerio de la igualdad, que tiene como objetivo visibilizar, los invisibles. Espero atenta que las mujeres desde sus múltiples roles puedan ser reconocidas, dignificadas y protegidas. Todo esto a partir del reconocimiento empático de la posibilidad de ser lo que queramos ser, sin ser agredidas, burladas o menospreciadas en nuestras capacidades, por otros o incluso y para mí propio asombro, por nosotras mismas.
Francia, señora vicepresidenta, en sus manos, como dijo el presidente electo del país, está este ministerio en el que mujeres colombianas que están hoy en la nasa, pasando por las profesoras de las áreas rurales, por el quienes deciden ser madres, llegando hasta quienes hoy trabajan el campo hasta mujeres futbolistas que hoy dignifican el deporte en el país, sienten que Colombia y la sociedad aún no las reconoce. Sólo esperamos que este ministerio sea un caleidoscopio social que mire los varios colores, las formas diferentes, los matices y sonidos diversos, lejos de la mirada de clase y cerca de todos los colombianos.
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